La práctica de los cinco elementos en el Shiatsu (3/5)
(Viene de: Parte 2 – El elemento Madera)
El elemento Fuego (火, huǒ) dirige el cuerpo-mente como su «Gobernante Divino». Es responsabilidad del Fuego reconciliar lo instintivo con lo racional, lo emocional con lo espiritual, y mantener este delicado equilibrio. La naturaleza del poder del fuego es su capacidad transformadora. El Fuego destruye una forma para crear otra, haciendo cambios rápidos e irreversibles. Es el elemento más Yang de todos y su calor, movimiento y energía alimentan las pasiones. El Fuego garantiza la capacidad para el goce y el amor. el Fuego es expansivo, radiante, efusivo y caliente.
Para ayudar a restablecer el equilibrio del Shén (神) alterado de un paciente, es preciso que el Shiatsu se aplique sin esfuerzo, de forma muy auténtica, y que sea sin crítica alguna. Esto exige una mente vacía (otro de los fundamentos de un buen Shiatsu). Una mente vacía es lo que nos permite trabajar desde el Corazón. Al estar alineados con el Hara, podremos transmitir y despertar el Ki (氣); al estar en concordancia con el Corazón, podremos centrar y armonizar el Shen.
Para trabajar el elemento Fuego de un paciente, debemos mostrar una gran sensibilidad, calidez y empatía. Hemos de intentar conectar con su mundo emocional. El Fuego siente la necesidad de comunicarse, necesita que le presten atención de forma natural. Cuidaremos la sensibilidad en todos los aspectos: la armonía del espacio, la luz (regulada, suave, cálida), la música, los aromas (por ejemplo, usando aceites esenciales, o velas). Una actitud terapéutica Fuego también implica ser creativo durante la terapia: introducir diferentes formas de trabajar, seguir la intuición y dejarse guiar.
Un tacto Fuego es superficial, suave, como una caricia. También los pases etéricos nos permiten conectar con el Fuego, con la parte más espiritual de la persona.
Técnicas como los balanceos o el kenbiki tienen una importante cualidad Fuego, pues reducen la tensión en el Fuego secundario (Maestro Corazón y Triple Calentador), que son los encargados de proteger al Corazón de las agresiones externas y de las emociones internas. En los balanceos buscaremos la conexión con la globalidad, intentando que los movimientos se transmitan a todo el cuerpo. Es importante introducir momentos de pausa durante la sesión, para permitir que el Intestino Delgado ejerza su función de integración y asimilación.
Esa es una de las razones por las que el ritmo no es tan rápido con el de la Madera. El Fuego, al igual que el Agua, necesita ser escuchado. Debemos escuchar la necesidad del paciente en cada momento y mantener un ritmo acorde, sabiendo mantener el equilibro entre el Yin y el Yang del Fuego.
Las zonas corporales asociadas con el fuego son las manos, pies, cara y pecho (las «cinco palmas»). Trabajar las zonas más periféricas del cuerpo (por ejemplo, con contactos), ayuda a relajar el Shen. Otros contactos Fuego son en la base de la lengua (entre la mandíbula y el cuello), y los tres calentadores. También es una buena técnica Fuego el ampuku, pues trabajamos directamente el intestino delgado y ayuda a movilizar la sangre en el calentador inferior.
Próximamente… el elemento Tierra.

Sandra Jiménez
Terapeuta de Shiatsu Zen
Soy una ingeniera informática que un día decidió dejar su trabajo para dedicarse de pleno a su pasión: el Shiatsu, la Medicina Tradicional China, la salud y el bienestar. Desde entonces he trabajado y colaborado con varios centros de terapias naturales como terapeuta de Shiatsu y masajista.
En 2011 lancé AMALUR ZEN como un blog sobre Shiatsu y salud y en 2013 abrí el centro de terapias AMALUR ZEN ~ Bienestar Integral, donde comparto el espacio con un equipo multidisciplinar de terapeutas. ¿Quieres conocer mi historia?