A veces es muy fácil hablar sobre uno mismo, y las palabras fluyen solas sin casi pensar. Otras veces, esas mismas palabras se esconden y acabas dando vueltas en círculos sin llegar a ninguna parte. Esta sección de la web llevaba sin actualizar desde 2011 y, resumiendo, ¡ya era hora!
Un día, una ingeniera informática decidió cambiar su vida y se aventuró a un mundo nuevo y viejo a la vez. Aprendió aikido, yoga y tai chi, y disfrutó tanto que buscó nuevas formas de redescubrir su cuerpo y sentirse bien. Estudió shiatsu y medicina tradicional china y decidió dedicar su vida a buscar y transmitir la salud y armonía de cuerpo, mente y espíritu. Descubrió el masaje tailandés y el acroyoga, y comenzó a jugar a la edad en la que muchos dejan de hacerlo. Buscó más y más maneras de conectar con la naturaleza, con las personas y consigo misma, y decidió volver a cambiar su vida, porque nunca es tarde para empezar a hacer nuevas cosas que te apasionan.
Soy Sandra. Nací en Bilbao en 1983. (Ex)ingeniera informática, aikidoka, acroyogui, terapeuta practicante de Shiatsu, apasionada de la vida… esta es parte de mi historia.
Todos tenemos algunos episodios en nuestras vidas que nos han marcado de tal manera que han supuesto un antes y un después radicales. Tal vez el cambio no fue instantáneo pero, al echar la vista atrás, puedes reconocer el momento, el punto de inflexión a partir del cual todo sería diferente.
Siempre explico que, para mi, uno de esos momentos fue mi primera clase de Aikido. Aunque quien me haya conocido recientemente no lo crea, yo y el ejercicio fuimos perfectos desconocidos durante muchos años. Para mi la fuerza era la masa por la aceleración, la resistencia la medías con la ley de Ohm y la flexibilidad era algo que les pasaba a otras personas. Aquel verano una amiga y yo decidimos apuntarnos a un gimnasio por motivos totalmente ajenos al ejercicio físico. Fuimos pasando por casi todas las clases con bastante mofa y poco entusiasmo y un día decidimos probar eso del Aikido. No tenía ni idea de dónde me estaba metiendo, pero en el momento en el que vi cómo daban volteretas aquellas personas (todas con bastantes años más que nosotras) algo hizo “click” y pensé que aquello tenía que ser algo bueno. Decidí quedarme. No sé si fue Guillermo sensei, el carácter amable y divertido a la vez de los compañeros, o que por primera vez desde que tenía memoria había dejado de dolerme la espalda, aquello del Aikido me enganchó.
Cuando algo cambia, todo cambia. A partir de aquel momento, poco a poco, fui abriendo los ojos a muchas otras cosas nuevas para mi. Comencé a leer sobre filosofías orientales. Me interesé por la alimentación vegetariana y la macrobiótica. Descubrí el yoga, la meditación y diferentes disciplinas que involucraban movimiento y consciencia. Llevando la vista atrás, ocurrió casi sin darme cuenta.
Comencé a estudiar Shiatsu también por casualidad. Me había mudado a Barcelona por una mezcla de trabajo/amor/salir de casa y llevaba algunos meses buscando algo más, sin encontrarlo. Fue una madrugada festiva totalmente inesperada e imprevista, casi anecdótica, que la solución cayó a mis pies y me impulsó a apuntarme a aquel curso de Shiatsu que ocuparía mis fines de semana durante tres años. Al principio era un hobby. Pero el Shiatsu hizo que fuera ganando consciencia corporal y conociéndome más a mi misma, y el resto de mi vida me iba pareciendo cada vez más lejana y más incoherente. Hasta que llegó a ser casi insoportable.
Dejar mi trabajo y mi vida como informática fue comparativamente fácil. El cambio no fue algo valiente, sino algo imprescindible para mi salud (física, mental y emocional). Dar el salto al vacío para comenzar de cero en un mundo del que no sabía casi nada iba a tener momentos más gratificantes y otros más duros y frustrantes, pero ahí comenzó el que está siendo el viaje más emocionante de mi vida.
Colaborar con diferentes centros de terapias, trabajar como masajista en spas y hoteles, hacer shiatsu en oficinas y empresas, recibir muestras de aprecio de lectores del blog de la otra punta del mundo, sentir la confianza y cariño de los clientes y ver los cambios positivos en sus vidas. Tantas experiencias de las que he aprendido tanto… Tantas personas a las que estoy tan agradecida…
Con el tiempo, el deseo de poder llegar a más personas, de poder ayudar de más maneras diferentes, de poder ofrecer más vías de sanación y autoconocimiento, me llevó a desear abrir un centro de terapias propio. Y fue algo que también ocurrió casi sin querer. ¡Ojo! Hubo mucho trabajo, planificación, organización, dolores de cabeza, sudor y lágrimas, y… ¿he dicho muchisimo trabajo? En septiembre de 2013 abrí el centro de bienestar integral “AMALUR ZEN” junto con mi amigo Erik, y durante cuatro años compartimos el espacio con más de 30 profesionales que aportaron su grano de arena al proyecto, hasta que nos convertimos en un lugar de referencia.
Mi camino personal me llevó a continuar buscando más formas de crecer por dentro. Continué formándome en todo aquello que para mi tenía sentido y que podía integrar en mi trabajo como terapeuta. Mi forma de entender la terapia también cambió y evolucionó. Cada vez era más importante la parte de ganar consciencia, y menos la de “tratamiento”. Fui aprendiendo a soltar el control, a dejarme llevar, a pensar menos y sentir más. Y cuanto menos pensaba y más sentía, más me hablaba mi cuerpo y más fácil era tomar decisiones.
Llegó el momento en el que mi cuerpo me pedía más movimiento y conexión. Encontré el acroyoga, y me enseñó a superar mis creencias y mis miedos, aprendí a decir que no y a pedir lo que necesito, a conectar con mi cuerpo de nuevas maneras que me parecían increíbles. Encontré también el masaje tailandés, que me enseñó a trabajar desde la humildad y la gratitud, y me llevó a un lugar donde pude conectar por fin cabeza y corazón.
Una vuelta de tuerca más, un nuevo giro en la historia. Mi cuerpo volvía a pedirme cambio, y a final de 2017 cerré el centro, me despedí de Barcelona y me mudé a Vitoria-Gasteiz llena de ilusión y de proyectos nuevos que están despegando según escribo estas líneas.
La búsqueda de una vida más plena, saludable, sencilla, coherente y en armonía continua. El camino sigue y sigue, y pienso continuar disfrutando de cada paso y cada nuevo giro. ¿Me acompañas?
(Por si tienes curiosidad este es el texto antiguo, escrito en enero de 2011)
Un verano sabático, hace muchos años, decidí apuntarme a un gimnasio. Me aventuré a una clase de Aikido sin saber qué era, y al pisar el tatami por primera vez quedé impactada: la agilidad de movimientos, la flexibilidad y la coordinación de aquellos cuerpos, la serenidad y la diversión en los rostros… Eran personas mucho mayores que yo, y sin embargo, los chasquidos de mis rodillas, mi espalda anquilosada, mi respiración entrecortada, y mi omnipresente torpeza y descoordinación, me hacían sentir la más vieja. Me di cuenta de que mi cuerpo me pedía a gritos que cambiara mis hábitos de vida por unos más saludables. Desde ese día, abrí los ojos a un mundo nuevo y viejo a la vez, que poco a poco me iría enseñando las terapias naturales y una vida alternativa.
Como tantas personas hoy en día en nuestro “avanzado” mundo, entonces vivía desconectada de mi cuerpo, desconectada de mis emociones, del aire, el agua y la tierra. Me sentía vacía, sin rumbo. Sin saber aún a dónde me dirigía, comencé poco a poco a dejarme guiar por mi cuerpo. Además de Aikido, comencé a praticar Yoga, y a leer sobre filosofías orientales. Empecé a cuestionarme mi estilo de vida comenzando por mi dieta: empecé a darme cuenta de qué cosas me hacían daño, descubrí el poder curativo de las plantas medicinales y de la alimentación macrobiótica.
Poco a poco recordé que cuando era niña, “jugaba” a dar masajes, a recoger plantas medicinales, a cuidar animales heridos, a vivir en los árboles… Una parte de mi cerebro antiguo resonaba con toda aquella información, que me resultaba nueva y conocida a la vez.
Tropecé con el Shiatsu de casualidad, y supe desde el primer momento que aquello debía formar parte de mi vida. Estudié Shiatsu y Medicina Tradicional China en el Instituto Internacional de Shiatsu en Barcelona, de la mano de Jaume Bort Anducas, pionero del Shiatsu en España.
Tras tres años de intensa formación y redescubrimiento interior, por fin un día decidí dejar mi vida como ingeniera informática y dar un cambio radical a mi vida, para dedicame en cuerpo y alma al Shiatsu, a experimentar el Ki, a buscar el bienestar y la difusión de una forma de vida más plena y saludable, la armonía de cuerpo, mente, espíritu y entorno.
Lo que dicen de mí…
- Terapeutas de Shiatsu recomendados – Iñaki Calvo, “Shiatsu Barcelona”
- Opiniones de clientes
Mis Especialidades
Mi Formación
- Shiatsu-Ki y Medicina Tradicional China – Instituto Internacional de Shiatsu (2007-2010)
- Post-Grado en Shiatsu-Ki – Instituto Internacional de Shiatsu (2010-2011)
- Auriculoterapia – Instituto Internacional de Shiatsu (2010)
- Perfeccionamiento en Diagnóstico Oriental – Escuela Superior de Medicina China (2011)
- Ginecología según la MTC – Seminario de Giovanni Maciocia – IEN El Vergel (2009)
- La Psique en la MTC – Seminario de Giovanni Maciocia – IEN El Vergel (2009)
- Shiatsu y ciclo menstrual – Seminario de Marina De Franceschi – Zenit Shiatsu (2012)
- Tratando el estrés y trauma con el shiatsu energético cuántico y la MTC – Seminario de Clifford Andrews – Zenit Shiatsu (2013)
- Kobido – Zenit Shiatsu (2016)
- Holistic maternity care – Shiatsu para el embarazo, parto y post-parto – Suzanne Yates – Wellmother.org (2014-2015)
- Thai Yoga Massage – Basic Course – Curso iniciación Masaje Tailandés – Pau Castellsagué – The Sunshine Network (2016)
- Curs de Massatge Tailandés – Neus Abella y Eduard Albert – The Sunshine Network (2017-2018)
- Quiromasaje – ISMET (2016)
- Acroyoga Montreal Teacher Training – Nivel 1 – Acroyoga Montreal (2018)
- Acroyoga Montreal Teacher Training – Nivel 2 – Acroyoga Montreal (2019)
- Acroyoga for Social Inclusion Training – Barcelona (2019)
- Técnico Superior en Dietética (2023-2025)
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