Cómo hacer Shiatsu en la espalda: primeros pasos
(Parte 1: Tú también puedes hacer Shiatsu en tu casa)
Lo más probable es que la primera vez que hagas un masaje no sepas muy bien qué estás haciendo. Tendrás dudas de si lo estarás haciendo bien, de cómo se sentirá la otra persona, si le gustará, si le dolerá… Estarás preocupado/a, nervioso/a…
Hay algo absolutamente imprescindible que ha de tener todo buen masajista: ganas de tocar el cuerpo y de hacer que alguien se sienta bien con ello. El Shiatsu no es diferente. Mucho más importante que la técnica, que los puntos o los meridianos, y por supuesto, muchísimo más importante que la teoría, son las ganas y la intención: el deseo sincero de querer aliviar un dolor, de relajar, de proporcionar un momento placentero, de que la otra persona disfrute y se sienta bien.
Si este es tu caso, ¡enhorabuena!. Seguro que serás un/a gran masajista, aunque sólo sea en la intimidad de tu casa, y no has de preocuparte sobre si lo harás bien o mal… Déjate guiar por tu instinto.
Hoy continuamos la serie de guías para hacer Shiatsu en casa con una de las grandes perjudicadas del actual modo de vida sedentario: la espalda. ¿A quién no le duele la espalda, aunque sólo sea de vez en cuando?. A mí, desde luego, sí, y nunca desperdicio la mínima oportunidad de recibir un masaje en la espalda, sea del tipo que sea. 🙂
Shiatsu básico en la espalda
Preparativos: Buscar el lugar (y el momento) adecuados
Ya sabéis que soy una tiquismiquis perfeccionista, pero, creedme, ¡los detalles también son importantes! Así que no puedo evitar insistir en algunas cosillas, necesarias antes de ir al grano.
El Shiatsu se realiza normalmente sobre un futón en el suelo. Un futón es una especie de colchón delgado (entre 4 y 7 cm), bastante denso y firme. Pero no te preocupes, ¡no necesitas un futón para hacer Shiatsu!. Seguro que tienes por casa un sustituto perfecto: una esterilla de yoga, una manta grande (que puedas doblar en 2 o 3 partes), una alfombra gruesa… Y si tienes la suerte de tener jardín y hace buen tiempo, una toalla sobre el césped bastará. Necesitarás también algunos cojines o almohadas y mantas.
Busca un espacio amplio, donde pueda caber una persona tumbada y tú puedas moverte sin problemas alrededor de ella, y extiende tu futón improvisado. Recuerda que tú estarás de rodillas en el suelo, así que mejor que el futón, o lo que pongas, también te proteja las rodillas, tobillos y pies. Es recomendable que el espacio tenga una temperatura agradable, pero incluso así, ten alguna manta a mano para tapar a la persona en caso de que le entre frío (algo muy normal cuando te relajas y disminuye tu metabolismo).
Asegúrate de que dispondrás de tiempo suficiente, sin interrupciones. Apaga el móvil (puedes incluso desconectar el fijo) y avisa al resto de habitantes de la casa para que no interrumpan. Si quieres, puedes poner algo de música suave, relajante.
Ya estamos listos para comenzar. Pero antes, vamos a hacer un pequeño ejercicio de calentamiento: ponte a cuatro patas, con las palmas de las manos bien extendidas, y gatea, como un bebé. Siente el peso sobre tus manos, sobre toda la palma. Cambia el peso de las rodillas a las manos, y al revés. Repítelo unas cuantas veces, juega a poner el peso sobre las dos manos, sobre una, sobre la otra… Quédate con esta sensación, pues es la sensación que has de tener al hacer Shiatsu. (Y si tienes la oportunidad, deja que un bebé gatee por tu espalda).
Un último apunte antes de empezar: si te estás preguntando si no es más fácil hacer Shiatsu en la cama que montar todo este “tinglado”, la respuesta es ¡no!. Los colchones por norma general son demasiado blandos, por lo que no podrás hacer una presión firme. En la cama (a no ser que sea una cama enorme, de 2×2 m), tampoco podrás estar en una buena postura, y no te dará estabilidad.
¡Comencemos!
Poneos cómodos: Las posturas
Haz que la persona que recibirá el Shiatsu (para simplificar, el receptor) se tumbe boca abajo sobre tu “futón”. Asegúrate de que está lo más cómodo posible: pregúntale si necesita un cojín para la cabeza, si la superficie es demasiado dura (puedes poner más mantas o cojines debajo), y coloca unos cojines debajo de los pies, que ayudarán a relajar toda la musculatura posterior. Si tiene frío, tápale. Para trabajar la espalda, es mejor que tenga los brazos extendidos a los costados del cuerpo, para no tensar la musculatura.
Ahora tú. Arrodíllate a la izquierda del receptor, en posición de “Seiza” (sentado sobre las rodillas, con las nalgas apoyadas sobre los talones), de manera que estés en paralelo a la otra persona. Si esta postura te resulta muy incómoda (la primera vez, seguro que lo será), puedes ayudarte de cojines debajo de las rodillas, y entre las nalgas y los talones.
Coloca tus manos sobre tus muslos, o en un mudra de meditación, o en contacto con tu Hara (abdomen bajo), lo que te resulte más cómodo. Cierra los ojos, y respira. Haz varias respiraciones profundas, y explora cómo te sientes. Intenta acallar el ruido interno de tu cabeza y despejar la mente. Respira. Cuando estés preparado/a, intenta percibir a tu compañero/a, intenta sentir cómo está. Abre los ojos, y con suavidad, coloca tu mano derecha sobre el sacro, o el final de la espalda, del receptor. Siente su respiración e intenta sincronizar la tuya con la suya.
Una secuencia básica de Shiatsu en la espalda
Sin perder el contacto, cambia tu postura, de manera que estés mirando hacia el receptor. separa un poco las rodillas, y busca la distancia adecuada entre tus rodillas y el cuerpo del receptor. ¿Recuerdas la sensación de gatear del ejercicio de antes? Pues eso es lo que vas a hacer.
Apoyando las palmas de las manos sobre la espalda del receptor, comienza a gatear por su espalda. No es necesario hacer fuerza, sólo has de dejar el peso de tu cuerpo. Intenta hacer presión cuando el receptor está soltando el aire. Ve moviéndote por toda la espalda, desde los omoplatos hasta el sacro, incluso puedes bajar por las piernas. Evita presionar directamente sobre la columna vertebral, y la parte de atrás de las rodillas (el hueco poplíteo). Si ves alguna zona que está más tensa, préstale más atención. Y sobre todo, déjate llevar ;). Puedes moverte alrededor del receptor, colocarte por encima de la cabeza, bajar a los pies, cambiar al otro lado.
Vuelve a colocarte perpendicular al receptor. Puedes quedarte de rodillas, o dejar la rodilla derecha apoyada en el suelo, y levantar la rodilla izquierda, apoyando el pie en el suelo (una postura similar a la típica de “pedir matrimonio”). Coloca las dos palmas de las manos a ambos lados de la columna vertebral, en la parte alta de la espalda. Cuando el receptor esté soltando aire, presiona con las dos palmas a la vez, perpendicularmente a la espalda, dejando caer tu peso. Retira la presión, desliza las manos un poco hacia abajo, y repite la presión, dejando caer tu peso. Repite a lo largo de toda la espalda, hasta llegar al sacro. Puedes repetirlo varias veces, siempre presionando con la espiración del receptor y dejando caer tu peso. Mantén los brazos estirados, pero sin tensión, e intenta tener tu espalda recta. Busca un buen apoyo de rodillas y pies, y rectifica tu postura si es necesario según vayas bajando por la espalda.
Después de haber hecho varias pasadas con las palmas de las manos, ahora haremos presiones con los pulgares a lo largo del meridiano de Vejiga. Visualiza dos líneas paralelas a la columna vertebral, a dos dedos de distancia a izquierda y derecha de ésta. Comenzando desde arriba de la espalda, ve haciendo presiones sobre estas líneas imaginarias con tus pulgares, hasta llegar al sacro. Recuerda que no se trata de hacer fuerza, si no de dejar caer tu peso, coordinándote con la respiración, y con los brazos estirados, pero relajados.
Repite las presiones 2 o 3 veces, y ahora visualiza otras líneas paralelas a la columna vertebral, esta vez a 4 dedos de distancia. Es el segundo ramal del meridiano de Vejiga en la espalda. Haz presiones de nuevo con los pulgares en estas líneas, de arriba a abajo.
Para terminar, puedes hacer presiones sobre los bordes del sacro (ese hueso triangular al final de la espalda) y los glúteos, con ambas palmas a la vez, o intercalando primero un lado y luego el otro.
Finalmente, vuelve a la postura inicial de seiza al lado del receptor, con la mano apoyada en su sacro. Respira, siente cómo te encuentras tú, y qué te transmite el contacto de tu mano. Muy poco a poco, retira la mano, y colócala junto a la otra sobre tu abdomen. Respira. ¡Has acabado tu primer Shiatsu!
En el próximo episodio, veremos más técnicas para trabajar la espalda con Shiatsu.
Recuerda, cualquiera puede hacer Shiatsu en casa, ¡incluso tu gato!
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Sandra Jiménez
Terapeuta de Shiatsu Zen
Soy una ingeniera informática que un día decidió dejar su trabajo para dedicarse de pleno a su pasión: el Shiatsu, la Medicina Tradicional China, la salud y el bienestar. Desde entonces he trabajado y colaborado con varios centros de terapias naturales como terapeuta de Shiatsu y masajista.
En 2011 lancé AMALUR ZEN como un blog sobre Shiatsu y salud y en 2013 abrí el centro de terapias AMALUR ZEN ~ Bienestar Integral, donde comparto el espacio con un equipo multidisciplinar de terapeutas. ¿Quieres conocer mi historia?
Gostaria de receber o Manual de Massagem Shistsu, porém estou aprendendo esta Técnica necessito de mais informações para tratar com mais cuidado e atenção grato.
Hola Adilson,
el manual es solo para las personas que han hecho el curso, ¡lo siento!
Te puedo recomendar varios libros de Shiatsu que seguramente te serán útiles: https://www.amalur-zen.com/blog/bibliografia-imprescindible-shiatsu
Pero ningún libro sustituye a un buen curso práctico!
Suerte!