Concepto de salud y enfermedad en oriente y occidente
En la medicina occidental la enfermedad aparece como algo contra lo que se ha de luchar, algo a eliminar. De este modo, se entiende que un determinado síntoma o dolencia es puntual, aislado en una zona del organismo, y la propia palabra “paciente” parece tener la connotación de que esperamos que alguien nos cure.
El concepto oriental presenta la enfermedad como un estado de desequilibrio o debilidad del conjunto del organismo, es decir, nos avisa de que hay algo que no estamos haciendo bien en nuestra vida. Este desequilibrio puede ser a nivel energético, físico (dolores musculares, articulares…) o emocional (estrés, ansiedad, tristeza, desmotivación, ira…), pero siempre afectará a todos los niveles del ser humano. La lucha del cuerpo para recuperar la fluidez energética produce los síntomas que definen la patología presente.
El Shiatsu, como casi todas las técnicas o artes curativas orientales, pretende influir sobre el campo energético humano, equilibrándolo y armonizándolo. Por ello el Shiatsu concibe el ser humano como un todo complejo, en el que cualquier disfunción en uno de sus elementos afectará, sin duda, al resto. Por esto, el tratamiento busca recuperar la pérdida de capacidad de defensa y auto-regulación del organismo, para que éste pueda hacer frente a la enfermedad o molestia, en vez de luchar contra los síntomas de la enfermedad.
Sin embargo, ambas medicinas, la académica creada en la cultura occidental y la medicina oriental, nutrida de la tradición y la experimentación a lo largo de miles de años, se basan en lo mismo: el conocimiento del Universo y las leyes por las que se rige. Entonces, ¿cómo es que la diferencia entre ambas medicinas es tan abismal?
La medicina académica occidental usa como herramientas el método científico y la estadística, tratando de establecer con estos sistemas principios generales de aplicación universal recogidos en la nosología y cuyos resultados se denominan más comúnmente “patologías”. De la acumulación de datos de historias clínicas de evolución similar se obtiene información sobre las terapias que más éxito han tenido en el tratamiento de cada patología y de esta manera se pone a disposición del especialista un amplio arsenal de tratamientos farmacológicos y clínicos basados en la experimentación científica.
De esta manera la medicina académica occidental trata de clasificar el estado que presenta el paciente dentro de alguna de las patologías conocidas mediante el estudio de variables impersonales como los niveles de determinadas sustancias en la sangre, la edad o el género, a la vez que estudia las posibles lesiones en los tejidos del organismo mediante pruebas con elementos radioactivos (radiografías), campos magnéticos (escáner), ultrasonidos… para aplicar el tratamiento más apropiado a la patología del paciente, cambiando éste solamente en dosificación según las características personales.
La medicina tradicional oriental, por el contrario, no cree en las patologías, no reconoce el valor de la nosología ni de la estadística, no considera que existan enfermedades ni cuadros de síntomas, no valora excesivamente los parámetros químicos del cuerpo, sino que mas bien trata de entender a la persona en su conjunto, de manera personal y exclusiva, incluyendo en el estudio el cuerpo, la mente, el espíritu, el entorno, el trabajo, la familia, la estación del año, el clima local y muchos otros parámetros que configuran un determinado estado para una persona concreta, en el momento y lugar de la terapia y que puede cambiar en diferentes sesiones de tratamiento.
De este modo, el tratamiento no puede establecerse de antemano, no existen fórmulas preconcebidas de tratamiento (salvo como ayuda para los estudiantes que aun no tienen demasiada experiencia profesional), no se trata de buscar en el paciente los síntomas de una supuesta enfermedad, sino que en cada ocasión se realiza un tratamiento diferente en función del estado que presenta la persona en ese momento, incluso desarrollándolo y cambiándolo a medida que las reacciones al contacto con el paciente nos proporcionan una información de lo que está ocurriendo en ese momento en su ser. Así, el terapeuta de Shiatsu no sabe nunca de antemano cuál de las técnicas va a emplear en un paciente hasta el mismo momento en que lo hace, pues su terapia responde a los cambios que se están produciendo en el paciente mientras se desarrolla la sesión.
El objetivo principal de las medicinas tradicionales orientales, y del Shiatsu, es ayudar a que las personas comprendan que forman parte de la naturaleza, del orden universal, y enseñarles a establecer, mantener y mejorar la integración de todos los distintos aspectos de esta estructura.
Fuentes:
- www.shiatsu.biz
- “Teoría y Práctica del Shiatsu“, Carola Beresford-Cooke (Prólogo de Pauline Sasaki)
- Foto: Gananan Forum Singapore
Nota:
Este artículo estaba originalmente en otro lugar de esta web. Estamos haciendo cambios en la web (sí… van despacio… pero ¡llegarán! 🙂 ), y ello incluye la reestructuración del contenido. Así, algunas páginas desaparecerán, otras cambiarán de lugar, habrá contenido nuevo… y otras serán movidas de donde estén aquí, al blog.
Sandra Jiménez
Terapeuta de Shiatsu Zen
Soy una ingeniera informática que un día decidió dejar su trabajo para dedicarse de pleno a su pasión: el Shiatsu, la Medicina Tradicional China, la salud y el bienestar. Desde entonces he trabajado y colaborado con varios centros de terapias naturales como terapeuta de Shiatsu y masajista.
En 2011 lancé AMALUR ZEN como un blog sobre Shiatsu y salud y en 2013 abrí el centro de terapias AMALUR ZEN ~ Bienestar Integral, donde comparto el espacio con un equipo multidisciplinar de terapeutas. ¿Quieres conocer mi historia?
Hola soy una amante de la medicina naturural,del yoga Reiky,meditaccion y las hierbas naturales,un cordial saludo.