Abandona (la ilusión de) el control
¿A quién no le gusta sentir que tiene el control de su vida? ¿Saber qué es lo que va a pasar? ¿Que los planes salgan como estaban previstos…? ¿A quién no le gusta sentir certeza, seguridad? Es algo muy humano el querer tenerlo todo bajo control, pues nos da cierta1 sensación de seguridad. Pero esta sensación está lejos de ser verdadera, es una ilusión, y ¿recuerdas lo que decíamos de las ilusiones y las expectativas?
Imagen: Pixabay.com
A menudo pensamos que tenemos las cosas bajo control, pero eso es solo una ilusión. Nuestra obsesión por la organización, los objetivos y la productividad, por ejemplo, está arraigada en la ilusión de que podemos controlar la vida. Pero la vida es incontrolable, y en el momento en que creemos tenerlo todo bajo control, ocurre algo inesperado que lo trastoca todo. Y entonces nos sentimos frustrados porque las cosas no salieron como esperábamos. Como alternativa, practica cómo dejar ir el control y aprende a fluir.
“Let Go of Control” – 12 herramientas indispensables para una vida consciente de Leo Babauta – Zen Habits.
El cerebro humano es algo increíble, maravilloso, extraordinario, y lo que se conoce de su funcionamiento es aún muy poco. Sin embargo, entre las cosas que sí que se saben de nuestro cerebro, es que utiliza ciertos “atajos” que lo hacen “defectuoso”, o hackeable (los sesgos cognitivos). Entre otras cosas, nuestro cerebro quiere certeza, y hará todo lo posible para conseguirla, incluso engañarse a sí mismo.
Y por eso, nos preparamos para las eventualidades, planificamos con detalle nuestros proyectos personales y profesionales, ponemos orden en nuestro entorno… buscamos controlar las situaciones creyendo que eso nos dará seguridad y tranquilidad, sin darnos cuenta de que es una ilusión. Y en cuanto algo sale mal, ¡zas!: frustración, nervios, ansiedad, enfado, ira, miedo…
La organizadora profesional
Como ya anunciaba en el anterior artículo de la serie (“Ser agradecido”), creo que, de las 12 de la lista, ésta es la herramienta que definitivamente más se me “atraganta”.
No es algo nuevo, llevo años intentando ser menos controladora, pero controlar, organizar, ordenar y planificar es algo que hago de forma “natural” (o lo que es lo mismo: inconsciente…). Ante cualquier situación despliego en mi mente todas las posibles derivadas, cruces y posibles resultados.
Pero además, me doy cuenta de que disfruto organizando, ordenando, planificando, preparándome…
Por ejemplo, cuando viajo fuera de mi ciudad, me aseguro de conocer toda la información logística posible: horarios de autobuses, líneas de trenes, mapas, rutas, alternativas… Me lo apunto en una libreta, guardo localizadores en Google Maps, imprimo planos…
Recuerdo que en uno de mis últimos viajes, una de las compañeras del curso que había ido a hacer cogía su avión más o menos a la misma hora que yo el mío, y decidimos ir juntas al aeropuerto. Sin pensar, dije algo así como “podemos coger el autobús 1, 2, 40A o 41 en Whiteladies Road que nos dejarán justo en el centro para coger el bus al aeropuerto que pasa cada 15 minutos y cuesta 7 libras. Tardaremos unos 45 minutos en total”. No era una ciudad que conociera de antes, no era un trayecto que hubiera hecho miles de veces. Me había estudiado las opciones hasta tenerlas todas controladas.
La chica se quedó totalmente alucinada. “Yo pensaba ir a la estación de tren y preguntar”, me dijo. De nuevo, sin pensar, respondí “No es una buena idea, el tren pasa solo cada 40 minutos y en total, el trayecto es mucho más largo”. Mi amiga me miró con los ojos como platos “¡Eso me pasó al venir! Por eso llegué tan tarde el primer día”.
La ingeniera que hay en mí se regodea en estas situaciones, y una vocecita me dice “Gracias a la planificación todo ha salido bien”. ¡Mentira!
El tener una situación “controlada” puede ser útil en ciertas ocasiones, como ésta del ejemplo. Pero, ¿y si hubiera habido una huelga de transporte? ¿Y si por una carrera popular hubieran cerrado algunas calles al tránsito y cambiado la ruta de los autobuses? Mi fabulosa planificación no habría servido para nada, ¿qué hubiera ocurrido entonces?
Reconozco que detrás de mi impulso de controlar y planificar hay una necesidad de disminuir la incertidumbre, y de este modo, sentirme más segura. Y es aquí donde está la trampa y el problema: puedes creer que controlando la situación tu pareja te amará para siempre, tus hijos serán todo lo que quieres que sean, que prosperarás en tu trabajo, tus proyectos saldrán bien, que te mantendrás saludable, que serás feliz…
Pero la incertidumbre no puedes reducirla, solo gestionarla. Con el tiempo he aprendido (a base de palos y desilusiones) que no puedes confiar en los planes, ni en el orden, ni en el control. El control no te da estabilidad ni certeza. El control es una ilusión.
“When you think you control something, you’re wrong.”
“Cuando crees que controlas algo, te equivocas.”
“The Illusion of control” – Leo Babauta, Zen Habits
Entonces, ¿en qué me apoyo?
Entonces, ¿cómo sé que las cosas van a salir bien?. No es posible saberlo.
Entonces, ¿¿cómo puedo estar tranquila si no sé cómo van a salir las cosas?? Confiando en mi misma.
No pongo mi confianza en el plan o en el control o en la organización: confío en mi, en mi capacidad de adaptarme a las situaciones, de resolver imprevistos. Confío en mis habilidades, confío en mis valores. Confío en mi intuición (y hasta estoy empezando a aprender a confiar en mi inconsciente). Confío en que cuando confío en mi misma, puedo estar tranquila, centrada y relajada, y afrontar cualquier situación.
Poniéndolo en práctica
Ocurre a menudo, la teoría es muy bonita, estamos de acuerdo, ¿pero cómo lo pongo en práctica? ¿Cómo dejo de controlar? Según Leo Babauta:
- Sin establecer objetivos, hago aquello que me emociona.
- Sin planificar, simplemente haciendo.
- Sin mirar al futuro, viviendo el momento presente.
- Sabiendo que confiar en mis valores es más importante a la hora de ponerme en acción que el deseo de obtener un resultado concreto.
- Tomando un paso cada vez, con estabilidad, ahora, sin intentar tener planificados los próximos 1000 pasos.
Pero… (sí, veo tus “peros”, y subo los míos). Sin objetivos, ¿cómo sé a dónde voy?. Sin planes, ¿cómo sé cómo hacerlo?. Sin expectativas de futuro, ¿dónde acabaré?…
¡Tranquilo/a! Respira 🙂 No se trata de no hacer planes nunca, ni de no tener ningún objetivo en la vida. Se trata de no poner tu confianza, tu seguridad y tus esperanzas en ellos. Haz planes, ten objetivos, pero que el control no te controle.
No puedes controlar qué va a ocurrir, no puedes adivinar el futuro, ni saber cómo reaccionarán otras personas. Pero lo que siempre puedes decidir es qué actitud tienes tú ante lo que te ocurre, cómo lo interpretas.
La única seguridad verdadera es confiar en ti mismo/a, y dejarte llevar.
Y si no me crees a mi, escúchale al maestro 😉
[1] Cierta en el sentido de “indeterminada”, no en el sentido de “verdadera”. Cómo me gustan los juegos de palabras 😀 ^
Sandra Jiménez
Terapeuta de Shiatsu Zen
Soy una ingeniera informática que un día decidió dejar su trabajo para dedicarse de pleno a su pasión: el Shiatsu, la Medicina Tradicional China, la salud y el bienestar. Desde entonces he trabajado y colaborado con varios centros de terapias naturales como terapeuta de Shiatsu y masajista.
En 2011 lancé AMALUR ZEN como un blog sobre Shiatsu y salud y en 2013 abrí el centro de terapias AMALUR ZEN ~ Bienestar Integral, donde comparto el espacio con un equipo multidisciplinar de terapeutas. ¿Quieres conocer mi historia?