Sé compasivo

por | domingo, 25 octubre 2015 | 0 Comentarios

Está ahí, como un “run-run” en segundo plano, un ruidito por debajo del quehacer diario. Está apuntado en la agenda, tengo varios post-its en diferentes sitios recordándomelo cada día y hasta tengo varios documentos con borradores a medias. Pero el día que me doy cuenta de que ya son más de 5 meses sin escribir en el blog llega de golpe, como una ducha de agua fría. ¡Otra vez!

Y este es un momento perfecto para aprender a poner en práctica la última herramienta para ser conscientes de Leo Babauta, la compasión y, especialmente, la auto-compasión.

Compasión

Imagen: Pixabay.com

Esto puede sonar trivial, pero la compasión por los demás puede cambiar la manera en la que sientes el mundo en tu día a día. Y la compasión por tí mismo es algo que te cambiará la vida. Sin embargo, es necesario recordar ambas cosas, así que vivir conscientemente consiste en ser compasivo cuando te olvidaste.

“Be Compassionate” – 12 herramientas indispensables para una vida consciente de Leo Babauta – Zen Habits.

Dos conceptos: compasión y auto-compasión

Las palabras son importantes. Quienes me conocéis, ya sabés cuánto me gustan las palabras. Una cosa extraordinaria de las palabras es que cada uno les damos un significado diferente, por lo que, después de esforzarnos en elegir entre dos sinónimos que parecen lo mismo, pero que llevan alguna connotación sutil que los hacen diferentes, resulta que al final la otra persona entenderá lo que quiera entender.

Me fascinan las personas que son capaces de transmitir exactamente el mensaje que desean transmitir, bien porque son auténticos maestros en dialéctica, bien porque son capaces de entender a su interlocutor y adaptar su lenguaje para que el mensaje se interprete correctamente.

Pero vayamos al grano….

La palabra compasión es una de esas palabras que puede generar (y genera) muchas imágenes y conceptos diferentes, y por eso quiero ponerla en contexto.

Las palabras son importantes, pero el mensaje lo es más.

Veamos lo que dice el diccionario:

Compasion

En mi opinión, la definición se queda un poco corta. ¿De qué me sirve sentir pena y sentirme mal cuando alguien está mal?

Leo Babauta dice: la compasión mejora tu conexión con los demás, y contribuye a una felicidad duradera y sostenible. “Hay estudios científicos que sugieren que hay beneficios físicos derivados de la práctica de la compasión [influyendo en las hormonas relacionadas con el envejecimiento y el estŕes]. También hay otros beneficios emocionales y espirituales. El principal beneficio es que te ayuda a ser más feliz y a llevar felicidad a las personas de tu alrededor.” También da diferentes ejemplos y ejercicios para practicar la compasión, como única manera de entenderla verdaderamente.

Pero a menudo es difícil practicar la compasión. ¿Cómo puedo entender de verdad el sufrimiento del otro? ¿Cómo puedo “ponerme en su piel”, sin meter por medio el filtro de mi propia historia? ¿Cómo puedo ayudarle a aliviar su sufrimiento sin intentar controlar o manipular su vida?

Aquí es un buen momento para introducir la auto-compasión. Trabajando primero con nosotros mismos, tendremos las herramientas para después también ayudar a los demás. Pero, ¿qué es la autocompasión?

La autocompasión significa ser amable y comprensivo con nosotros mismos, en especial ante nuestros errores.

“La auto-compasión o el arte de no machacarse» de Pilar Jericó – «Laboratorio de Felicidad«.

Durante mucho tiempo, parecía que la autoestima era la clave para la felicidad. Pero en los últimos años, tanto psicólogos como diversos investigadores de la felicidad, han descubierto que la auto-compasión puede ser más importante que la autoestima.

«Si una persona aprende a sentirse mejor consigo misma pero sigue castigándose cada vez que fracasa o comete un error, será incapaz de superar sus dificultades sin ponerse a la defensiva.”

Mark Leary

Es decir, “la autocompasión tiene la capacidad de hacernos prever sentimientos positivos de un modo más estable que la autoestima”.

Lo que NO es compasión

¡Ojo! No hablo de compadecerse ni de sentir lástima por uno mismo. Es fácil encontrar bibliografía donde definen autocompasión en términos victimistas, de auto-indulgencia, como algo altamente limitante y negativo.

No, la compasión (por otros o por uno mismo) no es ni indulgencia ni lástima. Si te quedan dudas, te recomiendo esta lectura.

La puesta en práctica

La creencia de que tenemos que ser exigentes con nosotros mismos y hacer las cosas bien es bastante habitual. Y cuando algo nos sale mal, nos machacamos a nosotros mismos. También, cuando nos ocurre algo que nos causa dolor o malestar, es fácil hundirse y caer en el desánimo. Practicar auto-compasión nos puede ayudar en los dos casos, y en otros muchos momentos en los que nos sentimos mal o sufrimos. ¿Cómo hacerlo?

  1. Date cuenta, presta atención a lo que te está ocurriendo. ¿Es estrés, frustración, dolor, decepción, enfado, ansiedad, preocupación… ? Tómate un momento para mirar en tu interior y realmente sentir en qué modo estás sufriendo. Tal vez puedes localizarlo en algún lugar en tu cuerpo, con una sensación concreta. Descríbelo, ponle forma, color, movimiento… Experiméntalo completamente, de manera consciente, en el momento presente.
  2. Acéptalo. Está bien sentirte así (mal, frustrado, enfadado, dolorido…), no te juzgues por cómo te estás sintiendo. Tampoco lo ignores o intentes eliminarlo: acepta que es parte de la vida, parte de ti, y lo más importante, que es temporal.
  3. Cuídate, date consuelo, dale compasión a ese sufrimiento. Sé amable. Date a ti mismo un abrazo mental a ti mismo.
  4. Libérate, deja ir a eso que está causando el sufrimiento. No te apegues. Recuerda: el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. Aunque te gustaría que las cosas fueran diferentes, aprecia el momento presente tal y como es.
  5. Sonríe. Piensa en todas las cosas por las que puedes sentirte agradecido.

(Basado en estos dos artículos de Leo Babauta: “A Simple, Powerful Self-Compassion Method” y “The Miracle of the Self-Compassion Habit”).

Para mi, esta es la más complicada de las 12 herramientas para llevar una vida consciente. Seguramente por eso me ha costado también tanto llegar a escribir este artículo…

Y tú, ¿qué opinas de la compasión?

¿Te ha gustado? ¡Compártelo!
Share on FacebookShare on Google+Tweet about this on TwitterEmail this to someone
Sandra Jiménez

Sandra Jiménez

Terapeuta de Shiatsu Zen

Soy una ingeniera informática que un día decidió dejar su trabajo para dedicarse de pleno a su pasión: el Shiatsu, la Medicina Tradicional China, la salud y el bienestar. Desde entonces he trabajado y colaborado con varios centros de terapias naturales como terapeuta de Shiatsu y masajista.

En 2011 lancé AMALUR ZEN como  un blog sobre Shiatsu y salud y en 2013 abrí el centro de terapias  AMALUR ZEN ~ Bienestar Integral,  donde comparto el espacio con un equipo multidisciplinar de terapeutas.  ¿Quieres conocer mi historia?