Consejos para cuidar el hígado
El último artículo trataba del gran número de funciones que desempeña el hígado, tanto desde la perspectiva de la medicina occidental como desde la oriental. Dada la importancia de este órgano, y lo maltratado que suele estar en estos tiempos, ¿cómo podemos cuidar nuestro hígado?.
Para empezar…
… siguiendo unas recomendaciones muy sencillas (aunque dependiendo de tus hábitos, te pueden resultar más o menos fáciles de cumplir) en cuanto alimentación:
1. Escucha a tu cuerpo
No comas si no tienes hambre, especialmente entre horas (no hay nada que estrese más a tu sistema digestivo que estar picoteando cositas constantemente). Come despacio, masticando bien la comida. para mejorar la digestión y darle al cuerpo la oportunidad de asimilar lo que está ingiriendo y sentir la saciedad. Intenta mantener horarios regulares para tus comidas, y recuerda que mejor 5 comidas que 3 para mantener el nivel de azúcar en sangre y no sufrir “bajones”.
2. Hidrátate
Bebe de 8 a 12 vasos de agua mineral cada día, para limpiar el hígado y ayudar a los riñones a eliminar las toxinas. La cantidad de agua diaria recomendada suele generar cierta polémica. Pero en general, y aplicando el sentido común, dependerá de cómo sea tu dieta, y tu entorno. Si vives en una ciudad donde el nivel de contaminación es medio/elevado, y llevas una dieta rica en conservantes, colorantes y todo tipo de sustancias artificiales añadidas, o muy rica en sal y productos animales, deberás beber mucha agua para que tu cuerpo pueda deshacerse de todos los elementos tóxicos. (Aunque, en casos extremos, ni todo el agua del mundo te ayudará. Mejor, plantéate hacer pequeños cambios saludables en tu dieta, y seguro que tu hígado y tu salud en general te lo agradecerán). Si tu dieta es rica en frutas y verduras, alimentos de cultivo ecológico, incluyes sopas en tus comidas, y no vives en un entorno muy contaminado, probablemente necesitarás mucha menos agua. Si cumples el primer punto y escuchas a tu cuerpo, sabrás cuándo y cuánto has de beber.
3. ¡Ojo con el azúcar!
Evita consumir grandes cantidades de azúcar, sobre todo refinado (y si consigues eliminar el azúcar de tu vida, tus huesos, dientes y articulaciones vivirán más felices). El azúcar podría ser por si mismo protagonista de un artículo entero (o dos), pero en relación a la salud del hígado, hay que recordar que el hígado genera glucógeno a partir de la glucosa y lo amacena, como una reserva de energía rápida. Sin embargo, cuando las reservas de glucógeno están llenas, transforma la glucosa (el azúcar simple) en grasas y aumentará el colesterol. Así, cuando se desea disminuir los niveles de colesterol, es importante controlar el colesterol que genera nuestro cuerpo, es decir, el consumo de azúcar, y no sólo del colesterol contenido en los alimentos.
4. No abuses
Huye de las grandes comilonas, y especialmente, de las grandes cenas. Si no sabes controlarte, huye de los “all you can eat“, de los buffets libres y de los menús degustación de 20 platos. Huye de los alimentos que, por experiencias pasadas, sepas que no te sientan bien, aunque te gusten mucho, y sobre todo, de los que sospeches que puedas ser alérgico o intolerante.
5. Reduce la ingesta de alcohol (y si tu consumo es 0, mejor).
El consumo exagerado de bebidas alcohólicas (sí, incluyendo cerveza y vino) puede provocar cirrosis o hepatitis alcohólica y contribuir con la inflamación de este órgano.
6. Aleja la ansiedad
No comas si te sientes tenso/a o ansioso/a. Recuerda los principios del buen comer. En estados de ansiedad y/o estrés, está activo el sistema nervioso simpático, y la sangre es desviada de los intestinos, páncreas e hígado a otras partes del cuerpo. Esto hace que se realice una digestión deficiente, que puede dar lugar a un sinfín de molestias, y a largo plazo, enfermedades.
7. Cuida lo que comes.
No es que tengas que ponerte a dieta, sino ser un poco más consciente de la composición y la procedencia de los alimentos que comes, y qué efecto tendrán en tu cuerpo. Sustituye el pan blanco de harina refinada de trigo por panes integrales y de buena calidad, variando los cereales y las semillas. Consume más fruta y verdura, frescas y de temporada. Evita las comidas ricas en grasas, especialmente las grasas saturadas (de origen animal) y las grasas trans (como las margarinas). Evita también los alimentos precocinados ricos en conservantes y sustancias químicas. Ten cuidado con ciertos alimentos que, mal cocinados o mal conservados, pueden desencadenar enfermedades virales como la hepatitis C y B (por ejemplo, los mariscos) o salmonelosis.
¿Y qué más?
Desde el punto de vista de diferentes terapias naturales, hay infinitas cosas que podemos hacer para para equilibrar la energía del Hígado. Aquí van algunos ejemplos:
- Teniendo presente la naturaleza del Hígado y de la Madera, podemos pensar en el dinamismo de la energía de este órgano. Es una energía muy cambiante, variable según las estaciones del año, el momento del ciclo menstrual en las mujeres, las horas del día, las condiciones climáticas, etc. El mejor punto para empezar a cuidar tu hígado, es fijarse en cómo nos afectan estos cambios.
- El Hígado está relacionado con bloqueos en estructuras horizontales del cuerpo (garganta, diafragma, periné…). Tomar consciencia de las zonas donde haya bloqueos ayudará a que la energía fluya de nuevo, pues es un tipo de tensión que se retroalimenta.
- El Hígado tiene su salida en los ojos. Por ello, hacer ejercicios de ojos ayuda a reequilibrar la energía del Hígado. También es aconsejable intentar no pasar demasiadas horas delante del ordenador y de la televisión, para no desgastar más al maltrecho Hígado (según la medicina china, puede provocar deficiencia de Sangre de Hígado).
- Potenciar la creatividad, la imaginación y los sueños, dando rienda suelta a la energía Madera y al Hun.
- Hacer una limpieza o depuración al comienzo de la primavera (mediante caldos depurativos de col, de apio y cebolla, etc, zumo de manzana, zumo de limón en ayunas…).
- Hacer ejercicio suave como Qi Gong o Tai Chi, para hacer fluir la sangre, hidratar las articulaciones, desintoxicar el cuerpo y relajar la mente.
- Fitoterapia para calmar el Hígado: sabor amargo frío o picante frío, como el diente de león, alcachofera, borraja, cardo mariano, romero, etc..
- Practicar el sonido curativo del hígado: pon la lengua junto al paladar y con una exhalación lenta y prolongada, haz el sonido SSHHHHHHHHHHHH. Al mismo tiempo, dirige tu atención a eliminar la rabia, la ira, la cólera, la agresividad, la frustración…
- Automasaje de desintoxicación del hígado: túmbate boca arriba y masajea con suavidad la zona del hígado, en la parte derecha de la caja torácica, haciendo círculos en el sentido de las agujas del reloj con las puntas de los dedos, durante cinco minutos aproximadamente, por ejemplo, antes de irte a dormir. Esto estimula la actividad depuradora del hígado, ayudando a procesar las toxinas del cuerpo.
- Y por supuesto, una manera excelente de ayudar a reequilibrar el Hígado, es recibir Shiatsu 🙂
¿Se te ocurre alguna más? ¡Compártela en los comentarios!
Sandra Jiménez
Terapeuta de Shiatsu Zen
Soy una ingeniera informática que un día decidió dejar su trabajo para dedicarse de pleno a su pasión: el Shiatsu, la Medicina Tradicional China, la salud y el bienestar. Desde entonces he trabajado y colaborado con varios centros de terapias naturales como terapeuta de Shiatsu y masajista.
En 2011 lancé AMALUR ZEN como un blog sobre Shiatsu y salud y en 2013 abrí el centro de terapias AMALUR ZEN ~ Bienestar Integral, donde comparto el espacio con un equipo multidisciplinar de terapeutas. ¿Quieres conocer mi historia?