Orígenes e historia del Shiatsu

Un poco de historia

Los orígenes más remotos del Shiatsu (指圧, del japonés 指 (Shi), dedo, y 圧 (Atsu), presión) se remontan más de 2500 años en el pasado, cuando en las montañas del norte de China, los sacerdotes taoistas practicaban el Do-In (o Tao Yinn), un sistema de ejercicios que incorporaban un sistema de automasajes y de terapia de puntos de presión autoaplicados para facilitar la desintoxicación y el rejuvenecimiento, y armonizar la fuerza vital. Con el correr del tiempo, de esta técnica se derivaron otras disciplinas como el Qi Gong, Tai Chi y distintas formas de artes marciales. A través de todas ellas se buscaba influir sobre el (氣) (que se denomina Ki en Japón y prana en la India), una fuerza inseparable de la vida misma y considerada como la energía responsable de todo lo que ocurre en el Universo, manifestándose a través de dos principios opuestos y complementarios a la vez, el Yin y Yang (陰陽 yīn yáng).

En los primeros siglos d.C. y a través del rico intercambio cultural y comercial que tenían China y Japón, la medicina china fue introduciéndose poco a poco en Japón. Hacia el siglo X, las antiguas técnicas curativas y ejercicios importados de China, se habían conjugado con las prácticas curativas japonesas, adquiriendo una identidad propia. Así, se desarrolló una técnica de masaje denominada Anma (paralelamente en China se desarrolló la Tuina). El Anma consta de una gran variedad de manipulaciones: rotaciones, fricciones, pellizcos, golpecitos, estiramientos… Durante la era Edo de Japón, a los médicos se les exigía que estudiaran Anma como un medio de familiarizarse con la estructura humana, con los canales de energía y con los puntos de presión, de manera que pudieran diagnosticar con precisión.

Shiatsu

Durante el siglo XIX, y con el avance de la moderna medicina occidental, muchos de estos conocimientos tradicionales fueron olvidados y relegados al folklore. Gradualmente, el Anma fue quedando limitada al tratamiento de tensiones musculares sencillas, hasta que a comienzos del s. XX sólo estaba permitido usarla para promover el placer y la relajación, y sólo era realizado por ciegos y geishas. Sin embargo, también surgió una nueva corriente que buscaba recuperar y revalorizar los conocimientos médicos tradicionales, potenciado por estudiosos que buscaban y propiciaban una vuelta a las fuentes de las antiguas formas curativas naturales.

La primera referencia moderna que tenemos llega a través de un maestro llamado Tamai Tempaku, quien en 1919 publica un libro llamado ‘Shiatsu Ho’ en donde se combinan conocimientos tradicionales de Anma, Ampuku (antiguo masaje de presión en el abdomen) y Do-In junto con anatomía y fisiología Occidentales.

Anma Fotografía de Felice A. Beato – «Views of Japan» (aprox. año 1870)

A mediados de siglo, el Shiatsu volvió a despertar gran interés y se difundió a través de dos corrientes o estilos principales: la del Maestro Tokujiro Namikoshi y la del Maestro Shizuto Masunaga.

Desde el año 1955, el Shiatsu ha sido reconocido por el Ministerio de Salud y Bienestar Social de Japón como una forma de terapia individual y ha sido incorporado como práctica al Sistema de Salud de ese país. Su técnica ha sido definida de la siguiente manera:

‘La terapia Shiatsu es una forma de manipulación administrada con los pulgares, dedos y palmas de las manos, sin la utilización de instrumentos mecánicos o similares, para aplicar presión sobre la piel humana, corregir disfunciones internas, promover y mantener la salud y tratar enfermedades específicas’.

El Shiatsu Zen

Shizuto Masunaga desarrolló el Shiatsu Zen como método de armonización energética y de meditación en movimiento, en el que además del aprendizaje de la técnica se intenta también capturar y cultivar la esencia del shoshin o Mente de Principiante. Esta idea, propia del Budismo Zen, implica para el terapeuta el mantener una actitud permanente de sencillez y falta de prejuicios hacia el otro, buscando un estado mental meditativo que permita conectarse y volverse uno con el universo y con el paciente.

Masunaga investigó la tradición de la antigua medicina china, recuperando el concepto de energía, de receptividad y de sensibilización característicos del antiguo masaje Anma. Analizó los meridianos clásicos, pero de una forma más general y flexible, sin tantos puntos específicos, creando unas nuevas líneas energéticas que hoy se conocen como los meridianos de Masunaga. A la vez, elaboró una técnica de diagnóstico a través del Hara y de la espalda para hacer un trabajo más de reequelibrio energético. Masunaga también introdujo la dimensión de «apoyo y conexión» al entender que el tratamiento de Shiatsu era mucho menos doloroso, más nutritivo y energéticamente más efectivo si las dos manos se mantenían se paradas, pero en contacto con el receptor, de manera que una mano actuaba como «madre», escuchando, metnras con la otra se aplicaba la técnica.

Marchó de Japón para extender el Shiatsu Zen por los EE.UU. y Europa a partir de los años 70. Esta escuela de Shiatsu es hoy en día la más extendida en occidente.

 


 

Así, la definición oficial se queda un poco triste y aséptica, describiendo la técnica desde el putno de vista académico y analítico, siendo el resultado de la reducción del Shiatsu al mínimo para ser aceptado en los entornos universitarios y políticos. Afortunadamente, el Zen Shiatsu sigue conservando su pureza original, recuperando la globalidad del tratamiento, mientras que su técnica cada día se extiende más y se hace más profunda. Maestros como Masunaga, Oki, Endo, Ohashi y muchos otros siguen trabajando para mejorar esta experiencia global de unificación que llamamos Zen Shiatsu Do.

Entre ambas polaridades, Namikoshi y Masunaga, hoy existe una gran diversidad de variantes de Shiatsu (Shiatsu Movimiento, Watsu, Shiatsu Macrobiótico, Barefoot Shiatsu, … y muchos otros). En último término, sin embargo, la eficacia del Shiatsu siempre depende más de la actitud, eficiencia y sintonía del practicante, que de un estilo en particular.

Fuentes:

BENEFICIOS DEL SHIATSU

  • Refuerza el sistema inmunitario
  • Mejora el metabolismo
  • Aumenta el rendimiento físico y mental
  • Mejora la circulación sanguínea y linfática
  • Alivia el estrés y la tensión
  • Aumenta la consciencia corporal
  • Mejora la vitalidad
  • Equilibra la postura