Impactos Emocionales sobre el Cuerpo Físico

por | lunes, 21 mayo 2012 | 0 Comentarios

Desde sus orígenes la Medicina China consideraba que una de las principales causas de enfermedad son las emociones: la rabia y la frustración colapsan el hígado, el miedo daña los riñones, la tristeza afecta a los pulmones, la preocupación debilita al bazo, y todo estrés emocional acaba afectando al corazón. La medicina moderna apenas da importancia a las emociones, categorizando enfermedades mentales y físicas de forma separada. Afortunadamente, cada vez son más los profesionales de la salud que buscan un nuevo enfoque, viendo a cada persona como un todo que incluye su estado emocional y físico.

Amalur Zen comparte hoy un artículo de Beatriz Climent Domenech, psicóloga y gestáltica, sobre el efecto que tienen sobre el cuerpo las emociones contenidas y los shocks. Te invitamos a que te pares un minuto a pensar: ¿qué te está diciendo tu cuerpo? ¿a qué emociones no has hecho caso?

Protección

Foto: Ambro / FreeDigitalPhotos.net

Caerse de una gran altura impacta sobre el cuerpo, que manifestará heridas, golpes y traumatismos. Del mismo modo, otros impactos en la vida, impactos emocionales, darán un resultado similar. Tras la caída, las heridas y los moratones tendrán que curar e, igualmente, tras el shock emocional, también nuestro sistema tendrá que recuperarse y sanarse.

Todos tenemos experiencias en las que nos ponemos nerviosos o sentimos miedo o preocupación y somatizamos todo esto en nuestro cuerpo con síntomas fisiológicos como pérdida del apetito o hambre voraz, mareo, dolor de cabeza, fiebre, etc. Si esto ocurre ante detalles relativamente poco importantes en la vida como tener un examen, sentir que un amigo no te llama, o que tu hijo se porte mal, podremos imaginar cómo, igualmente, y ante emociones más intensas, el resultado será el mismo y se manifestará un síntoma o enfermedad física (y/o emocional, como depresión o ansiedad). Por ejemplo ser víctima de una agresión, ver a alguien morir, perder a un ser querido, o vivir una dura y larga enfermedad de tu hijo, son situaciones todas ellas en las que se ve en juego nuestra supervivencia, territorio y/o identidad y que seguramente nos pasen factura a nivel físico.

Este enfoque es muy interesante porque no deja en manos de la casualidad el hecho de que yo tenga la gripe, gastritis, esguinces o cáncer. Y por una vez, puedo darme cuenta del papel activo y responsable que yo juego en encontrarme bien o mal físicamente.

Cada síntoma o enfermedad física es la solución biológica que el organismo encuentra al impacto emocional o situación mal gestionada que vive la persona. Por ejemplo, algo que quise decir y no dije, cuando me quise ir de un sitio y no lo hice, cuando alguien viene a vivir a mi casa y lo vivo como una invasión de mi territorio, una autoexigencia, una situación de maltrato soportada y aguantada por mí, cuidar a alguien durante años sin desearlo, …. son algunas de estas situaciones potencialmente impactantes a nivel psico-emocional y a las que nuestro organismo habrá de encontrar una solución de descarga de tensión. Estos impactos se manifestaran en mi cerebro y desde allí, en un órgano diana o parte de mi cuerpo y tanto uno como otro podrá enfermar.

Dichos impactos o bioshocks pueden ser de dos tipos:

  1. Efecto “misil” (dramático, inesperado, conflictivo, vivido en aislamiento y sentido sin solución satisfactoria)
  2. Efecto “jarra” (gotita a gotita) como una forma de ser continua que forma un poso de sufrimiento que acaba generando una manifestación física. Y así se puede generar hasta un tumor…

Puedo comentar cómo desde mi experiencia como psicóloga y desde la terapia Gestalt he visto personas que solucionaban sus problemas de colon irritable, gastritis, vómitos sin motivos aparentes, impotencias y eyaculaciones precoces, sobrepesos resistentes, dolores musculares persistentes, etc. Y todo desde una intervención psicoterapéutica.

  • Si tienes dolor de garganta, mira a ver qué no has expresado el día anterior…
  • Si te duele la cabeza, deja de darle tantas vueltas a ese asunto…
  • Si tienes calambres, piensa en qué te estas exigiendo (tu u otro)..
  • Si tu hijo menor de siete años tiene algún tipo de dermatitis, deja ya de sentirte separada de él, mamá…
  • Si vomitas inexplicablemente, empieza a expresar tus opiniones, desacuerdos y rabia…
  • Si tienes problemas en tus huesos, piensa que son tus sentimientos de autodevaluación…
  • Si tienes inapetencia en el comer, mira a ver qué hay en tu vida que “no te lo tragas”…
  • Y si tienes cáncer, reconoce desde cuando no tienes “identidad” y perdiste tu “yo”…

Y con esto termino, con estas reflexiones que espero que os hagan pensar y plantearos cuál es la causa real de vuestras insistentes y recidivantes dolencias físicas, para comprenderos en vuestra totalidad y grandeza.

Beatriz Climent Domenech
Psicóloga, Terapia Gestalt
PSICOFORM

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